La fama de la Sala del Capítulo se debe a la maravillosa bóveda. Sin ningún apoyo central, es una de las más audaces de la arquitectura gótica europea. Inspiró una leyenda según la cual su arquitecto, Afonso Domingues, habría dormido tres días bajo ella para asegurarse de que no caería.
Por detrás de la iglesia se yergue un extraño espacio con una monumentalidad aplastante que se prolonga hasta el infinito del cielo. Son las Capillas Imperfectas, que nunca fueron acabadas. En este espacio se erige otra obra prima del arte manuelino: un pórtico hecho con una sucesión de arcos y columnas muy finas profusamente decoradas. Es un monumento que nunca olvidará.
Es un fabuloso conjunto monástico que la UNESCO ha incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
D. João I ordenó su construcción en agradecimiento a la Virgen por la victoria de los Portugueses en la batalla de Aljubarrota en 1385. Visítelo y haga un viaje por la Historia de Portugal y de su mejor arte.
Comience por la Capilla del Fundador donde reposa con su esposa, D. Filipa de Lencastre, en un monumental sepulcro. Están acompañados por algunos de sus hijos, entre ellos el infante D. Enrique, el Navegante. En el Claustro Real, entre ramas, hojas, flores y frutos en piedra que cubren los arcos, descubra los símbolos del rey D. Manuel I, la Cruz de Cristo y las esferas armilares, el estilo manuelino tan genuinamente portugués.