Sin embargo, el marqués, que no tiene ningún descendientes no se sentía la necesidad de habitar en una enorme mansión como tampoco podía permitírselo y decidió vender el lugar.
El Palacio de Viana, que fue construido en el siglo XVI por el Marqués de Viana y pertenecía a la misma familia hasta la década de 1980 cuando el último descendiente de la línea de Fausto Saavedro y Collado murió dejando el palacio en las manos de su esposa Sofía Amelia de Lancaster y Bleck.