Si se quiere tener un recuerdo culinario de Ravenna, no hay que abandonar de nuevo la ciudad sin probar sus lasañas con ragú, los cappelleti o la sopa tardura. Sus carnes con setas y trufas o sus pescados azules se acompañan con su torta piada. Entre sus postres destaca el migliaccio y entre sus vinos el Sangiovese o el Trebbiano, típicos de la Romaña.
Hacer escala en el puerto de cruceros de Ravenna es una ocasión excelente para adentrarse en la cultura bizantina y paleocristiana. Esta ciudad a orillas del Adriático cuenta con una potente oferta cultural y paisajística. Son famosas sus paradisíacas playas en la costa romañola.