Precisamente en la falda del Castillejo de Monteagudo, fue donde edificó su finca de recreo o almunia, con numerosas huertas, acequias, pabellones, albercas y jardines. En este emplazamiento, los arqueólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas vienen trabajando desde el verano del año pasado. Sin embargo, no ha sido hasta esta última semana cuando se ha producido un hallazgo sin precedentes: un palacio real presidido por una alberca palatina asociada a un gran jardín de crucero. Este conjunto monumental posee una configuración que solo cuenta con el antecedente de los palacios y jardines cordobeses de Medina Azahara (siglo X).
Cuando Murcia llegó a ser la capital del Xarq al-Ándalus, un estado independiente durante el emirato de Ibn Mardanis (tercer cuarto del siglo XII), este reino se extendió por la mitad oriental de la península Ibérica. El conocido como rey Lobo en las crónicas cristianas, convirtió a Murcia en la capital de su estado y la transformó en una de las ciudades más importantes del Occidente musulmán, dotándola de un gran número de palacios y fortificaciones, entre los que destacan el complejo monumental de Monteagudo, el palacio de Santa Clara, el oratorio de san Juan de Dios, la fortaleza inacabada de la Asomada y las propias murallas de Murcia.
La construcción de la Catedral de Colonia se empezó en 1248 para albergar las reliquias de los Santos Reyes Magos.
Esta ciudad data del año 50 d.C. y fue mandada fundar por el emperador romano Claudio quien se dice la creó en honor de su mujer la emperatriz Agripina, madre de Nerón, de la cual otras fuentes refieren que allí había nacido. El emperador Claudio quería convertir esta colonia en sitio de descanso para los veteranos de su ejército, para que a las orillas del río Rin tuvieran un sitio ideal para pasar sus últimos años después de haberle servido. La ciudad recibió el nombre de Colonia Claudia Ara Agrippinensis. Todavía en tiempos de Federico Barbarroja la ciudad era reconocida como Colonia Agrippina.
Con el tiempo los cuerpos de los reyes magos aparecieron en Milán. ¿Cómo llegaron allí? fue la pregunta que todo mundo se hacía.
A principios del siglo cuarto, la anciana madre del primer emperador cristiano, Santa Elena, después de hallar milagrosamente en la colina del Gólgota, la Vera Cruz, se preocupó por asegurar a la veneración de los fieles también los despojos mortales de los Reyes Magos, los cuales hasta entonces... Leer más ...
...del siglo XVI. Atraídos por el deseo de enriquecerse y por un innegable espíritu de aventura, marineros, comerciantes y trotamundos de media Europa se dieron cita a orillas del Guadalquivir. América estaba recién descubierta, y las expediciones desbordaban optimismo. Los primeros capitanes, dispuestos a comerse el mundo, bajaban orgullosos por el río al mando de sus carabelas. Era un lugar de promisión, la ciudad de los prodigios.
Fernando de Magallanes, un marino portugués que había navegado por los mares de Oriente, viajó hasta Sevilla para ofrecer al jovencísimo rey de España un ambicioso proyecto que en la corte lisboeta no había cosechado demasiado éxito. Se trataba de llegar a las islas de las especias navegando hacia el Oeste y no hacia el Este, como se venía haciendo desde que Vasco da Gama arribase a la India, años antes. Magallanes estaba convencido de dos cosas: de que la Tierra era esférica –y, por tanto, circunnavegable– y de que la especiería se encontraba en el lado español de la línea de demarcación acordada con Portugal en Tordesillas.
La cosa no era para tomársela en broma. Si era cierto lo que decía el portugués, España podía convertirse en la primera... Leer más ...