Ya desde el renacimiento, los burgueses poderosos de la ciudad de Basilea tenían al lugar como un sitio preferido para ubicar su residencia. Ese aire residencial perdura aún, por ser éste un lámbito tranquilo y propicio para el descanso, en medio de una naturaleza a la medida del hombre. Pese a su cercanía a Basilea, la zona tiene un marcado aire de campiña, con sus valles de cultivos y pastos, y cercanas laderas con viñedos.
Se trata de un municipio del cantón de Basilea que está rodeado prácticamente de territorio alemán. De hecho, aparte de las poblaciones suizas de Basilea y Bettingen, los otros vecinos del lugar son los municipios alemanes de Lörrach, Inzlingen, Grenzach-Wyhlen y Weil am Rhein. El pueblo parece haberse habitado ya en la Edad Media. Se tienen referencias del mismo desde el siglo VI, aunque la primera cita histórica con su nombre es del siglo XII. Estuvo tradicionalmente vinculado al potente episcopado de Basilea.