Teotihuacan es el nombre de una zona arqueológica localizada en el valle del mismo nombre, que forma parte de la Cuenca de México. Aunque la ciudad llegó a tener una superficie de aproximadamente 20 km2, en la actualidad, el conjunto de monumentos arqueológicos que se encuentra abierto a la visita del público representa aproximadamente la décima parte de la ciudad original.
Desde el periodo mesoamericano, la ciudad de Teotihuacan fue objeto del interés de los pueblos que sucedieron a los teotihuacanos en Mesoamérica. En el Templo Mayor de México-Tenochtitlan se han descubierto numerosas reliquias de origen teotihuacano, por lo que se ha llegado a la conclusión que entre los primeros exploradores del yacimiento arqueológico se encontraban los propios mexicas. No fue sino hasta finales del siglo XIX cuando se procedió a la restauración de los monumentos más sobresalientes de la ciudad: los basamentos hoy conocidos como Pirámide del Sol y Luna, localizadas en las inmediaciones de la Calzada de los Muertos, llamada así por investigadores de principios del siglo XX.