Como homenaje a los colosales Budas, iconos del arte Gandhara del valle de Bamiyán, José Berardo, uno de los hombres más ricos de Portugal, crea un gran jardín oriental, el Buddha Eden, Jardim da Paz.
Las montañas que custodian el valle, se colman de cuantiosas cuevas que cumplen la función de hogar para la población local, muchas de ellas antiguas casas de monjes ermitaños que viajaron hasta la ciudad cuando ésta formaba parte de la ya conocida Ruta de la Seda.
En la ciudad de Bamiyán, sobresale en el horizonte el valle que hasta hace poco albergaba las dos estatuas de Buda más grandes del mundo, pertenecientes a los siglos V y VI. Centro cultural de los hazara, la ciudad es difícil de visitar tanto por sus inexistentes infraestructuras como por sus condiciones geográficas.
Los budas de Bamiyan se encuentran en el valle de Bamiyan, que junto al lago Band-e Amir constituyen hoy día los lugares turísticos más importantes de Afganistán.
Por aquí pasaba la antigua Ruta de la Seda, llegando a ser un lugar de importancia estratégica.
Los monjes de los monasterios vivían como ermitaños en pequeñas cuevas talladas a los lados de los acantilados. Estos monjes embellecieron sus cuevas con estatuas religiosas y con frescos brillantemente coloreados. Las dos estatuas más notables fueron gigantes, los Budas de a pie, que miden 55 y 37 metros de alto respectivamente, siendo las representaciones de Buda talladas más grandes del mundo. Son considerados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y actualmente se encuentran dentro de la lista en peligro pues en el 2001 el gobierno islamista Talibán decidió dinamitarlas tras considerarlas ídolos y por ello contrarios al Corán.
Como parte del esfuerzo internacional en reconstruir Afganistán después de la guerra con los Talibanes, el Gobierno japonés ha encomendado la reconstrucción de los dos Budas más grandes.