En el sudeste de la provincia de Córdoba, a los pies de fértiles llanuras y parapetada por el circo de montañas del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, se enclava
Priego de Córdoba.
Priego, en medio de un inusual verdor que lo rodea, con fértiles huertas al abrigo de la sierra que se pueden divisar desde el balcón natural del Adarve. El siglo XVIII fue la época dorada de la villa, durante el cual el barroco hilvanó una serie de edificios monumentales de suntuosos interiores que convirtieron a la villa en “capital del barroco andaluz”. De calles blancas, estrechas y sinuosas como las que forman el Barrio de la Villa, aún conservan características de la época musulmana-medieval. Rincones con cientos de flores que llegan a ocultar la pared. Fuentes de arte como la del Rey y la de la Salud. Y el oro liquido con denominación de origen: Aceite de Priego.
Aquí nació D. Niceto Alcalá Zamora, primer presidente de la II República.
Vale la pena darse una vuelta por allí.