El 10 de diciembre de 1926 (día de Nuestra Señora de Loreto, patrona de la Aviación) dio comienzo el raid aéreo de Melilla a Guinea Ecuatorial, en etapas, de la Patrulla Alántida formada por una escuadrilla de tres hidroaviones españoles veteranos de la guerra de Marruecos, Dornier Wal de serie, de fabricación nacional, con motores Rolls-Royce Eagle 9 y bautizados con los nombres: Andalucía, Cataluña y Valencia, rememorando el origen de los marinos que exploraron por primera vez la costa africana que iban a sobrevolar.
La misión que se les asignó era una tarea práctica determinada: el levantamiento cartográfico del territorio continental de Guinea Ecuatorial, casi todo él inexplorado, salvo la línea costera. La otra tarea era un objetivo militar: debían volar en formación, sin separarse en ninguna de las nueve etapas en que se dividió el recorrido.
Se contó para asistencia de la expedición aérea con algunas unidades de la marina : El motovelero de 120 Tn. “Cabo Falcón”, que se usó para el transporte de materiales de recambio adicionales a las cargadas en los hidros. El cañonero Bonifaz, que les acompañaría hasta Dakar. El cañonero Cánovas del Castillo, que lo haría en la segunda fase del vuelo.
La realización fue impecable y llegaron a Santa Isabel (Fernando Poo) el 25 de diciembre.
Tras un mes de vuelos exploratorios sobre la isla de Fernando Poo y el continente, la patrulla Atlántida emprendió el viaje de regreso el 26 de enero de 1927 pero modificando alguna de las etapas de retorno.
Los tres hidroaviones amaraban, de regreso a su base en el Atalayón de Mar Chica, el 26 de febrero de 1927 constituyendo un hito más de la Aviación Española en los años en que el volar era una aventura.