Shaoshan, Hunan, China
El pequeño pueblo donde nació y creció el líder comunista chino, Mao Tse Tung, una aldea campesina que sufrió varias hambrunas en la primera mitad de siglo 20,es hoy una próspera localidad turística gracias a un inesperado legado de la Revolución Comunista.
Desde que China permitió la iniciativa privada a principios de la década de 1980, la casa, escuela e incluso la tumba de los ancestros del denominado "Gran Timonel" se han convertido atracciones turística que arrastra a cerca de un millón de visitantes cada año.
Ya nadie trabaja las tierras que sembraba la familia de Mao y donde el líder desarrolló, desde temprana edad su conciencia social.
Los cultivos se han convertido en preciosos jardines donde cientos de turistas, casi todos chinos, hacen cola para llevarse una foto de recuerdo.
Los puestos de souvenir ofrecen camisetas con la efigie de Mao, estatuas, medallas, llaveros, gorras, juegos de té, e, incluso, barajas de poker con viejas escenas colectivistas.
"Mao hizo mucho por Shaoshan mientras estaba vivo, pero ha realizado todavía más por este pueblo una vez muerto", aseguró el dueño de uno de los hoteles de la localidad, donde los precios son hasta 100 por ciento más altos que en la capital de la región de Hunan, donde se ubica, Changshá.
La peregrinación a esta meca del "turismo rojo" ha sido una constante desde el triunfo de la Revolución. De hecho, en los primeros años tras ésta, más de 3 millones de personas visitaban el enclave anualmente.
Después, durante una época, disminuyó considerablemente el flujo de visitantes, pero ahora, Shaoshan vive una nueva edad de oro, en la que las ganancias ya no se destinan a crear la sociedad colectiva que proyectó el "Gran Timonel", sino que van a parar a las cuentas de ahorro de miles de improvisados empresarios que han sabido aprovechar las nuevas oportunidades.
Uno de los más célebres es un pariente lejano del propio Mao, Mrs Tang, quien abrió un restaurante de comida típica en 1987, el Restaurante de la Familia Mao, con un capital inicial de menos de 50 dólares.
Hoy cuenta con más de 130 sucursales por todo el país, da trabajo a aproximadamente 3 mil empleados y factura unos 70 millones de dólares anuales.
Las estatuas e imágenes del líder comunista, que nació en 1893, se exponen en cada rincón de la ciudad y dominan en las paredes de los comercios.
El conductor de uno de los cientos de autobuses turísticos que recorren las atracciones del pueblo ha instalado una gran efigie de Mao encima del volante.