Ujué es un pequeño pueblo medieval lleno de encanto, situado en la zona media oriental de
Navarra. Su enclave es único, ya que está situado en la cima de una montaña dominando la sierra de Ujué.
Con una altitud de 815 metros sobre el nivel del mar Ujué constituye una autentica atalaya desde la que en los días claros se dominan desde la codillera Pirenaica por el norte hasta la ribera del Ebro y la silueta del Moncayo por el sur.
La visita a Ujué representa todo un viaje en el tiempo ya que el carácter Medieval y defensivo de la localidad permanece intacto.
Su casco urbano está formado por un abigarrado conjunto de antiguas casas dispuestas en torno a la Iglesia-fortaleza de de Santa María (siglos XI-XIV), la cual se encuentra en lo alto de Ujué. Paseando por las empinadas callejuelas empedradas que recorren el pueblo, aún parecen escucharse los sonidos metálicos propios de caballeros y soldados.
El santuario de Santa María de Ujué se edificó sobre una iglesia románica del siglo XI, habiéndose encontrado testimonio escrito del siglo X, sobre la existencia previa de un templo prerrománico en el mismo lugar. Fue Sancho Ramírez (1076- 1094), quien ordenó su construcción y dotó a la Villa de Fueros propios.
Carlos II el Malo, ordenó el derribo de parte de las naves para construir una amplia nave central gótica.