Históricamente, cabe mencionar que en el año 1397 el rey Carlos III el Noble reconoce a los elizondarras la “fidalguía e infanconía, en que dezían haber estado a perpétuo”, años antes incluso de aquella “Executoria de Hidalguía”, firmada por Charles, Príncipe de Viana, que marcará y decidirá el rumbo político, social y administrativo del Valle. La casa del pueblo o Herriko etxea, en la que los vecinos celebran el tradicional “batzarre” o reunión de carácter consultivo en la que se discuten diversos aspectos de la vida cotidiana de la localidad, fue quemada hasta tres veces. En 1794 por los franceses, y en 1835 y 1876 por los españoles, siendo sucesivamente reconstruida.