La isla Bouvet es la isla mas alejada de otro territorio de tierra firme, un lugar inhóspito y deshabitado y con una curiosa historia:
Fue avistada por primera vez el 1 de enero de 1739 por una expedición a bordo del Aigle, cuyo capitán era el francés Jean Baptiste Charles Bouvet de Lozier (1705-86). Sin embargo, la posición de la isla no fue calculada correctamente, colocada 8 grados hacia el este, y Bouvet no circunnavegó su hallazgo, por lo que no quedó claro si lo que vio era una isla o si pertenecía a un continente.
En 1772 el capitán James Cook partió de Sudáfrica en una misión para encontrar la isla. Sin embargo, al llegar hasta 54ºS,11ºE, donde Bouvet había escrito que encontró la isla, no hallaron nada. El capitán Cook entonces pensó que Bouvet habría confundido un iceberg con una isla, por lo que decidió abandonar la búsqueda.
La isla no fue redescubierta hasta 1808, cuando la detectó James Lindsay, capitán de la compañía ballenera Enderby. A pesar de no haber pisado la isla, fue el primero en definir correctamente su posición. En torno a esos años, la isla era llamada también Isla Lindsay, pues no se sabía con certeza si era la misma isla que Bouvet había hallado.
El primer desembarco data de diciembre de 1822, por Benjamin Morrell, capitán de la embarcación Wasp. Cazó algunas focas para tomar sus pieles y regresó al barco.
El 10 de diciembre de 1825 el capitán Norris, directivo de la Enderby, arriba a la isla y la llama Liverpool (como la ciudad inglesa), y además reclama su soberanía como parte del Reino Unido. Una vez más, no se sabía a ciencia cierta si se trataba de la isla hallada previamente, y además recalcó haber visto una segunda isla cercana, a la que llamó Isla Thompson. Ni un rastro de esta última ha quedado.
En 1898, Carl Chun, en medio de una expedición a bordo del German Valdivia, visitó la isla pero no ancló.
La primera estadía larga en la isla fue hecha en 1927, cuando la tripulación del Norvegia, del Reino de Noruega, permaneció cerca de un mes; ésta es la base de la reclamación de la isla por parte del capitán de la nave, Lars Christiansen, como territorio noruego.
La isla fue anexada el 1 de diciembre de 1927, y luego un Decreto Real Noruego del 23 de enero de 1928 la proclamó territorio noruego oficialmente. La Isla Bouvet se convirtió entonces en territorio noruego. El Reino Unido lo reconoció al año siguiente. En 1930, un acto en Noruega convirtió a la isla en dependencia del Reino de Noruega, mas no parte de él.
Como se ha comentado antes, el Reino Unido reclamó este territorio como suyo en 1825 (debido a la proclamación de la Compañía Ballenera Enderby), pero renunció a él en 1928 en favor de Noruega. El 1 de diciembre de ese año una expedición noruega al mando de Harald Horntvedt la anexó a su país, tomando soberanía oficial el 27 de febrero de 1930.
En 1964 un bote salvavidas abandonado fue descubierto en la isla, junto con rastros de provisiones, pero no se pudo establecer si existían o no pasajeros a bordo ni el barco de procedencia.
En 1971 la isla, junto con su territorio marítimo, fueron declarados reserva natural. En los años cincuenta y sesenta, había un cierto interés de Sudáfrica en instalar una estación meteorológica, pero las condiciones climáticas tendían a ser muy hostiles. La isla permanece inhabitada, pero aun así, en 1977 Noruega implantó la primera estación meteorológica.
El 22 de septiembre de 1979 imágenes satelitales con destellos de luz siendo emitidos desde un estrecho desde la zona sur del Océano Índico, entre la Isla Bouvet y las Islas del Príncipe Eduardo, fueron interpretadas como originadas por explosiones nucleares. Los destellos de luz hasta la fecha no han sido completamente resueltos.
El 19 de octubre de 2007, el Instituto Noruego de Investigación Polar anunció que ya no detectaba en imágenes satelitales la estación de investigación construida en 1994. Se cree que la desolada estación fue arrastrada hacia el mar por los fuertes vientos. Un terremoto en 2006 supuestamente debilitó las bases de la estación y se especula que este fue otro factor, junto con las poderosas tormentas que son comunes en la región.
Hay instalada otra estación meteorológica, que sin embargo, permanece intacta.
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