El caso es, estimado
Master, que hace bastantes años, un verano, cuando regresábamos la familia de visitar las cuevas de Nerja se nos ocurrió bajar a bañarnos a La Herradura. Acostumbrados como estábamos a las cálidas playas de Valencia y Alicante, encontramos las aguas de esa ensenada enormemente frías, además de una dura playa de guijarros, por lo cual no guardábamos muy buen recuerdo del sitio.
Sin embargo, el conocimiento del hecho histórico del desgraciado naufragio de la flota de galeras, me hizo interesarme de nuevo por La Herradura, una ensenada natural que hubiera sido un acertado refugio de las naves si no hubiera concurrido el fortuito ciclón, cuyo ojo acertó a pasar en el momento más inoportuno y rápidamente hizo rolar el viento hacia la dirección más desfavorable. Mala suerte.
Hoy conozco mucho más de La Herradura, que por encima de lo negativo ya expuesto, presenta unas magníficas características, como el submarinismo y el turismo, que la hacen bastante atractiva. Si a ello añadimos el valor histórico de lo relatado, mejora bastante mi antigua percepción.
Un afectuoso saludo.