El sistema SIVE se enfoca principalmente hacia la lucha contra la inmigración ilegal, el tráfico de drogas, no obstante puede ser empleado también en la lucha contra el terrorismo, en tareas de inteligencia, la pesca ilegal, la piratería, la protección de recursos terrestres y marinos, la defensa de puertos, la gestión del tráfico de barcos, las tareas de búsqueda y rescate, la gestión de crisis como derrames de petróleo y accidentes, así como el soporte a investigaciones adicionales. El SIVE es gestionado por la Guardia Civil.
La red del SIVE en Alicante consta de cuatro radares fijos, instalados sobre torres de 40 metros de altura: en Cabo Roig (Orihuela) dentro de unas instalaciones militares a 8 m snm, en el Cabo de Santa Pola junto al faro a 138 m snm, en la Sierra Helada (Benidorm) junto a un conjunto de antenas de telecomunicaciones a 225 m snm y en el Cabo de San Antonio (Denia) junto al faro a 65 m snm. Estas cuatro estaciones están conectadas mediante fibra óptica con el Centro de Control de la Comandancia de la Guardia Civil de Alicante, donde se procesa toda la información. Además, opera en la costa un radar móvil, en un furgón.
Los radares están equipados con cámaras de visión diurna y nocturna (térmica) que pueden detectar un objeto de medio metro cuadrado en alta mar a una distancia de 21 kilómetros. Cuando el buque ya se encuentra a menos de 15 kilómetros de la costa, el operador puede ver incluso quiénes están a bordo de la embarcación y lo que hacen. Todo queda grabado durante las 24 horas del día, en lo que puede constituir, por ejemplo, una prueba judicial ante un caso de narcotráfico. Tras el seguimiento inicial, el sistema calcula la trayectoria de la embarcación e incluso el punto de la costa al que se dirige, con el fin de poner en marcha el dispositivo para interceptarla, habitualmente a cargo del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. O de Salvamento Marítimo, si se trata de auxiliar a un buque.
Acompaño un vídeo exclusivo para el foro del radar fijo situado en el cabo de Santa Pola.