Minas de oro de Rodalquilar.
Rodalquilar es un antiguo poblado minero cuyos orígenes se remontan (al menos) a inicios del siglo XVI con la explotación de los alumbres del Obispado de Almería. La actividad minera se mantiene, con altibajos, entre los siglos XVI y XX, explotándose diferentes sustancias minerales (amatistas para joyería en el siglo XVIII, caolines para cerámicas en los siglos XIX y XX, andesitas para adoquines en el siglo XX, plomo y plata en el siglo XIX, oro en el siglo XIX y XX, etc.), hasta que en 1966 el INI, por medio de su empresa Adaro, cierra las minas de oro que poseía en el pueblo. En 1989, las minas de oro se reabrirán de una manera casi fugaz, para cerrar definitivamente en el año 1990.
En Rodalquilar se vivió una fiebre del oro que empezó en la década de 1880, y acabó en la década de 1990. En esta fiebre del oro participaron diferentes empresas y particulares de distintas partes de España, Europa y América. Previamente a la fiebre del oro de la etapa contemporánea, se vivió la fiebre del alumbre durante todo el siglo XVI, cuando destacados personajes, españoles y genoveses, trabajaron las minas y la fábrica de alumbre situadas en las cercanías de la cala del Playazo de Rodalquilar.
En lo que respecta al oro, fue en el año 1883 cuando se descubrió oro en la mina “Las Niñas”, situada a un escaso kilómetro del pueblo de Rodalquilar. Esta mina, ya venía siendo explotada por su plomo argentífero desde años atrás, pero será debido al agotamiento del plomo cuando se pasará a explotar la ganga de la mina, que era el cuarzo de sus filones. Este cuarzo epitermal de la mina "Las Niñas" es de origen volcánico y es muy diferente a otros, como por ejemplo, al cuarzo contenido en las cuarcitas, el cual es de origen metamórfico y no existe en ningún lugar del Cabo de Gata.
Resultó que este cuarzo tenía un contenido aurífero que despertó el interés de los concesionarios de las minas. El gran problema era que el oro estaba diseminado en el cuarzo epitermal y por lo tanto necesitaba de cierta tecnología metalúrgica para su extracción, no disponiéndose de esta tecnología en Rodalquilar.
Pero esta dificultad fue solucionada enviando por barco el cuarzo aurífero a las fundiciones murcianas, principalmente a la fundición “Santa Elisa” del puerto de Mazarrón, para ser utilizado como fundente en el proceso de fundición del mineral de plomo. De esta manera se obtenían unos lingotes de plomo aurífero que luego eran enviados a Amberes para separar el plomo y el oro.